Hablando ayer con mi psicóloga (sí, empecé terapia) me dí cuenta de que la cantidad de capas que se pueden tener. Me refiero: llego, me siento, y a los 3 minutos estoy hablando de una persona que jamás apareció en mi vida y que, evidentemente, me molesta. Pero lo raro del caso es la capacidad de decirlo tan sueltamente, sólo porque estoy frente a una licenciada, en un consultoria con luz tenue, y unos ojos grandes mirandome.
¿Cómo puede ser que hasta entonces yo sola no me hubiera dado cuenta?
Mágica la psicología... Mágica
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