Hay días que son especiales para darse cuenta de los buenos amigos que se tiene alrededor. Será por la propia disposición, será porque en esos días los amigos están en su mayor esplendor, o será simplemente coincidencia. Tres de mis amigas se dedicaron a comprobarme hoy, que son lo más de lo más.
El primer episodio fue apenas llegamos a la playa.
Yo: J, viniste caminando?
J: No.
V: En qué viniste? En remis?
J: Vos viniste en remis?
V: No, yo vine caminando. Te preguntaba a vos en qué viniste.
J: Estás loca! Cómo vas a pagar un remis por esas cuadras?!
V: Jajaja!! Yo vine caminando!! Vos en qué viniste?
J: Ah, yo caminando.
De estas situación rescato la insistencia de V, dispuesta a conseguir una respuesta cueste lo que cueste, y la indiferencia inicial de J, hasta que el problema le llamó la atención. Si eso no es digno de un aplauso, entonces no sé en qué voy a gastar los míos. Obviamente a esto le siguieron minutos de risas inenterrumpidas (excepto por algún chiflido que deje entrar un poco de aire antes de morir). No puede haber una persona mas genialmente colgada que J, ni con esa capacidad de hacer reír y reírse de sí misma.
El segundo, fue mientras tomabamos mates y charlabamos casi seriamente. J dijo que el sueño de su vida era tener una farmacia, a lo que B preguntó: 'Tu sueño o tu proyecto?'. A mí me pareció genial. Que soñar sea para cosas más importantes, más utópicas. De ahí, que tener una farmacia sea una manera de ponerte feliz.
Adoro a B. Las adoro a las tres.
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