El sábado en Plaza San Martín un grupo de ángeles nos llenó de plumas. Los nenes que miraban el cielo seguramente lo disfrutaron tanto más porque no veían los arneses, porque esos ahí arriba volaban porque sí. Y yo, que ya estoy un poco grande, me maravillo del montaje, me lleno de energía mirando al cielo o sintiendo las plumas caer. Pero como si todavía no hubiera visto los cables, miro a los bajitos y sonrío, como si ahí también hubiera magia (y hay mucha más).
Y es que cuando se resigna la necesidad de saber, se gana la capacidad de sorpresa.
4 comentarios:
Los chicos tienen algo invalorable: la inocencia.
Varias de mis compañeras fueron a ver ese espectáculo con sus hijos.
Me lo perdí de colgada.
Pero si hay algo que no hay que perder, es la inocencia del niño que todos llevamos dentr ni la capacidad de imaginar y soñar.
che...yo perdí una "o" ayer y la encontré hoy (?)
te la dejo, ;).
Hugo: Y eso es lo mas lindo
Johi: Qué bueno que la trajiste de vuelta!
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