martes, 14 de diciembre de 2010

Apuntando

  • El olor que invade el departamento cada vez que traigo jazmines.
  • Que en una de nuestras charlas matutinas, una amiga me diga que somos parecidas, que se dio cuenta leyendo un libro de esos sentimentales.
  • El nuevo discazo de Divididos.
  • Los mimos de Pepa.
  • Que mamá y hermana hayan venido a llenarme la heladera, y a rellenar el corazón.
  • Las ganas del viaje a Machu que se me viene.
  • Que mi jefe sea mi amigo.
  • Que mi amiga sea mi compañera de trabajo.
  • El olor a tostadas a la mañana.
  • Ni hablar del mate, mucho menos del Nesquik.
  • La planta esa que me compré el día de la primavera, que todavía vive (increíblemente).
  • El emprendimiento que estamos planeando con otra amiga.
  • Los últimos días de ciudad, y de departamento solo.
  • El verano que se viene.
  • Lo lindo de mis uñas sin comer.
  • Las ganas de un enamoramiento.
Y las listas que me hacen pensar que el año que se viene va a ser tanto mejor.

domingo, 12 de diciembre de 2010

Período de adaptación

No sé si hasta ahora lo había mencionado, pero soy una persona bastante jodida. No por rencorosa, vengativa o dañina, sino por renegada. Sinceramente, vivir sola no ayudó demasiado, porque junto con el incremento de mi amor por la no compañía constante, creció también mi molestia por las multitudes. Podemos agregar que mi departamento está bien para dos o hasta tres personas, pero nunca jamás para cuatro, y mucho menos con equipaje excesivo.

El punto es que cada vez que me visita mi familia, escucho la queja repetida de mi mamá: "Te ponés de mal humor y nos hacés sentir incómodos". Y, si vamos a la cuestión del asunto, tiene razón.

Es que por más que cuando me doy cuenta, intento por varios medios relajarme y disfrutar de la compañía, no puedo evitar sentirme invadida. Porque todo el departamento está plagado de ropa, mis cosas súbitamente cambian de lugar, y no dejo de escuchar sugerencias del estilo: "Vos lo que necesitás acá es una mesita rebatible, o una barra", "Ahora cuando vemos a la abuela le pedimos que te explique cómo hacer esas cortinas", ó la más temible, dicha por mi hermano "Cuando yo viva acá no pienso tenderme la cama". En serio, este tipo pretende volverme loca antes de tiempo, sin mencionar el temor que me genera abandonar esta vida de departamento incompartible.

Y entonces el control mental se esfuma más rápido que el cambio en la billetera, y mi cara de traste sale a la luz. Es que los amo y quiero que me visiten, pero definitavamente las visitas de dos días no me dejan tiempo para demostrarlo.